3/10/13

Cuando Dios creó a la mujer

Cuando Dios creó a la mujer
Cuando Dios creó a la mujer era ya el sexto día de la creación. Dios se esmeraba afinando hasta los más mínimos detalles de aquella que sería su máxima creación, cuando un ángel se le acercó y le preguntó:

-¿Por qué gastas tanto tiempo en esta creación, señor? ¿Has visto las hojas de instrucciones especiales para ella? Según las especificaciones, ella debe ser lavable pero sin ser de plástico. Tiene que funcionar aunque sea con tan solo agua y sobrantes de comidas anteriores. Además, tiene que poseer un beso que pueda curar cualquier cosa… Desde una rodilla raspada hasta un corazón roto. Tener un regazo que pueda acomodar a cuatro niños a la vez, y todo esto lo tendrá que hacer con tan solo dos delicadas manos.

El ángel movió su cabeza en señal de asombro. Solo con dos manos, pensó para sí mismo, ¡Imposible!

-Y este es apenas un modelo que aún está en borrador –respondió Dios al ángel.
-Es demasiado trabajo para un día –se quejó el ángel -. Espera a mañana para terminarla.

Dios sonrió con aquella infinita ternura.

-No. Estoy tan cerca de terminarla, y se ha metido tan dentro de mi corazón que cada vez que ella haga un 
ruego, he de escucharla.
-Aquí dice que ella se cura sola cuando está enferma –señaló el ángel las hojas de instrucciones-. Y puede ser capaz de trabajar días de 18 horas si su familia lo necesita… Pero, Señor, la haz hecho tan suave, parece tan delicada…
Sí, es suave –dijo Dios-. Pero fuerte. No tienes idea de lo que es capaz de lograr o de soportar.

Maravillado ante semejante creación, al ángel se le ocurrió preguntar:

-Señor… Y ella, ¿será capaz de pensar?
-No solamente será capaz de pensar –suspiró Dios-, sino también será capaz de razonar y negociar mejor que nadie…

Entonces, el ángel notó que algo resbalaba por la mejilla de la mujer. La cogió con las manos y mirando a Dios preguntó:

-¿Qué es esto, Señor?
-Es una lágrima.
-¿Y para qué sirve una lágrima?
-Será su manera de expresar sus sentimientos. Le servirá para expresar su alegría, su dicha, su pena, su sufrimiento, su soledad, su desengaño…

Esto impresionó más al ángel.

-Señor, la mujer es verdaderamente maravillosa.
-Lo es realmente –asintió Dios-. La mujer tendrá fuerzas que maravillarán a los hombres. Aguantarán dificultades, llevarán grandes cargas. Llorarán cuando estén felices y reirán cuando estén nerviosas. Serán capaces de grandes sacrificios. Se privarán para que su familia pueda tener; amarán incondicionalmente… Y ese amor incondicional les da un defecto…
-¿Cuál, Señor?

-A menudo se le olvida cuánto vale.

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