Cuando decidas dar algo, que
sea con el corazón que eso te llenará de alegría.
Memoriza tu poema favorito,
una canción que te hayan dedicado, una frase de amor que tus oídos hayan
escuchado.
No creas en todo lo que te
dicen. No dejes de creer en todo lo que te dicen que es mentira.
Cuando digas “te quiero”
demuéstralo con algún gesto, o tan solo hazles saber con un gesto que los
quieres.
Cuando digas “lo siento”
siempre mira al otro directamente a los ojos y sabrá si tu corazón en verdad lo
siente.
Cree en el amor a primera
vista.
No intentes hundir al otro.
Recuerda que van en el mismo barco.
Vive apasionadamente con
todas las heridas que eso conlleva. Al final vale la pena.
Siempre habla despacio y
piensa rápido.
Si te preguntan algo
indiscreto, sonríe y di: “¿Por qué quieres saberlo?” Lo normal es que no
insistan.
Recuerda que el gran amor y
las grandes conquistas requieren grandes riesgos.
Cuando te equivoques no
olvides la lección, y corrige lo que te sea posible.
Recuerda siempre tres cosas:
el respeto por ti mismo, por los otros y por tus actos.
No dejes que pequeñas
discusiones acaben con grandes amistades.
Cásate con alguien a quien le
guste conversar.
Quédate solo de vez en
cuando. Pero solamente de vez en cuando.
Vive una vida tal que te permita
mirar hacia atrás y sonreír.
En discusiones con personas
queridas concéntrate en el presente y no reabras viejas heridas del pasado.
Cuando viajes busca un lugar
donde nadie más del grupo haya ido. Ese será tu lugar.
Puedes tener cualquier cosa
pero no puedes tenerlo todo.
Si te ves obligado a disparar
la fecha de la verdad, antes moja la punta en miel.
Pide ayuda y aprende a
reconocerla.
Escoge bien a tus amigos y
mejor a tus enemigos. No le des a cualquiera la honra de enfrentarte.
Cuando alguien empiece a
agredirte verbalmente no lo interrumpas. Verás que la agresión se vacía por sí
misma.
Reza… El poder de la oración
es infinito.
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