Orar sin las razones correctas no siempre suele traernos los beneficios que esperamos. ¿Cómo saber si lo estamos haciendo bien?
Aunque estemos seguros que
nuestras razones son las correctas para orar, no siempre suele ser así. Muchas
veces nos dejamos cegar por ese sentimiento de vanidad que, sin darnos cuenta,
poco a poco se apodera de nuestro entendimiento, nublando la razón.
En realidad siempre estaremos
propensos a cometer estos deslices, pero estar siempre dispuestos a escuchar
los sabios consejos de nuestros maestros puede ayudarnos a entender nuestras
verdaderas razones para orar.
Siempre escuchar los consejos de nuestros maestros puede ayudarnos mucho a esclarecer nuestras verdaderas intenciones al momento de orar
He aquí unas cuantas razones
por la que nuestras oraciones podrían no ser escuchadas por Dios:
1. Cuando nuestras oraciones son egoístas, y lo único que buscamos
es nuestro propio beneficio dejando de lado la voluntad de Dios.
2. Cuando no es su tiempo y
nos invade la impaciencia, y esperamos que nuestras peticiones sean atendidas
inmediatamente olvidando que todo tiene su tiempo, que Dios hace todo de
acuerdo a su perfecta voluntad, en el tiempo en que Él sabe es preciso. En
ocasiones nos dice No, porque aún no es tiempo de recibirlo.
Asegurarnos de elegir el momento correcto, con una motivación genuina para entrar en comunión con Dios
3. Cuando oramos con una
motivación incorrecta. Pedimos para nuestros propios deleites, para satisfacer
muchas veces deseos equivocados buscando reconocimiento o exaltación personal y
nos olvidamos de buscar sus propósitos, su reino, de darle la Gloria; nuestras
motivaciones se alejan de lo que Dios quiere en realidad para nosotros.
No olvidemos que muchas veces
escogemos el modo equivocado para acercarnos a Él y pedir su favor.
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